Siempre que pensamos en vivir experiencias al volante nos vienen a la mente los diferentes coches que hemos conducido a lo largo de nuestra vida. Todo ellos, en su mayoría, tenían y tienen algo en común: el cambio manual tradicional frente al cambio automático en los coches.
Existe cierta satisfacción cuando cogemos el coche un sábado por la mañana y decidimos recorrer alguna ruta con curvas. El cambio de marchas sumado al baile de los pedales crea una combinación ganadora, si además añadimos a la ecuación una banda sonora memorable, el momento pasa a formar parte del mundo de los recuerdos.
Por otra parte, el cambio automático nos invita en cierta manera a despreocuparnos, principalmente cuando nos movemos por la ciudad y los atascos pasan a formar parte de nuestro día a día. En este post, como ya habrás adivinado, hablaremos sobre las ventajas e inconvenientes de cada uno.
Comenzaremos con el cambio manual diciendo que es la opción popular, la que casi todos conocemos a día de hoy. Son muchos los proyectos que Leonardo Da Vinci llevó a cabo, pero nos gustaría destacar uno en concreto: su cambio de velocidad de dos piezas compuesto por engranajes que permitían precisamente eso, cambiar de velocidad.
Más tarde, sería Fred Lanchester quien en el siglo XX realizaría una nueva adaptación utilizando engranajes epicíclicos, su modelo fue ‘adoptado’ posteriormente por la industria del automóvil. Con el paso de los años las economías de escala fueron cobrando más relevancia, estas han permitido que el proceso de fabricación de este tipo de cambio sea más económico en comparación con el automático y que tenga mucha más aceptación entre los compradores.
Al principio de este post comentábamos una de las ventajas que tiene este si lo escogemos cuando vayamos a comprar nuestro nuevo coche: la libertad de conducción. ¿Y qué queremos decir con esto? Que el comportamiento del coche va a estar totalmente alineado con el carácter del conductor y las decisiones que tome. Si eres de los que te gusta ir alto de revoluciones (a veces), si te gusta ‘apurar’ en las curvas, si te gusta más conducir con marchas cortas o viceversa, todo esto y más te lo permite el cambio manual.
Sin embargo, no todo son ventajas y es que hay que tener en cuenta los últimos avances tecnológicos en el sector del automóvil, como la aparición de los vehículos eléctricos o el inicio de la conducción autónoma, entre otros. Todo hace presagiar que poco a poco este irá en desuso dando lugar a mecanismos más vanguardistas centrados en proporcionar más seguridad y control.
Si algo tenemos claro dentro del mundo del automóvil es el hecho de que existen multitud de alternativas distintas. Estas a su vez nos abren un mundo de características y funcionalidades realmente interesantes, aunque lo más importante es el hecho de que, sean cuales sean, todas se van a adaptar a nuestras necesidades como usuarios y conductores.
Un ejemplo de ello es la comodidad y es aquí donde entra en juego la caja de cambios automática. No podemos negar esto, su utilización es mucho más sencilla y agradable, y más cuando nos movemos por la ciudad donde ya son más que habituales los atascos. De nuevo la tecnología juega un papel relevante, ¿sabías que fue el francés Louis Bonneville quien diseñó a principios del siglo XX el primer cambio automático? Posteriormente sería la popular General Motors quien la utilizaría por primera vez en su fábrica.
Desde entonces ha llovido mucho y la percepción que tiene el público en general sobre este es mucho más positiva que la caja cambios de manual: más seguridad y mejor tecnología. Sin duda el desarrollo de la inteligencia artificial y otros mecanismos automáticos presentados en los últimos años, han dado lugar a una nueva generación de vehículos más sostenibles pero también más estables, fiables y sólidos.
Como ya habrás intuido, toda esta tecnología tiene un coste asociado mucho más elevado que deriva no solo en un encarecimiento del precio final de compra, sino también asociado a su mantenimiento cuando toca reparar una avería, ya que su estructura posee un gran número de componentes electrónicos. Otra de sus grandes desventajas es que su utilización es sinónimo de más consumo en comparación con el cambio manual.
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